top of page

PENSAR LA DESHUMANIZACIÓN CON EL AUGE MUNDIAL DE LA EXTREMA DERECHA

  • Foto del escritor: Serhat Tutkal
    Serhat Tutkal
  • 10 mar
  • 12 Min. de lectura

Actualizado: 7 abr



Nuevas y viejas derechas, Collage. E. 2024.




Mi argumento es que la deshumanización del otrx es una característica común de los movimientos políticos de extrema derecha dondequiera que se encuentren y que necesitamos pensamiento crítico y teoría para luchar contra la deshumanización y la violencia patrocinada por los Estados (neo)fascistas que suele acompañarla.



Recientemente hemos visto las imágenes de lxs migrantes esposados, puestos en fila antes de ser obligados a marchar lentamente hacia las aeronaves militares estadounidenses para ser enviados, como si fueran una especie de mercancía indeseable, a sus países de origen. Ésta es una entre las muchas imágenes actuales procedentes de todo el mundo que muestran la deshumanización del “otrx”. Los discursos de los medios de comunicación internacionales sobre Palestina estaban llenos de comentarios sobre los “monstruos” de Hamás (Cowan, 2023; Freedland, 2023), cuando no hablaban de la lucha contra “animales humanos” (Bowen, 2024). Las redes sociales están repletas de comentarios que animalizan al pueblo kurdo (Tutkal, 2024a) o celebran la mutilación de los cadáveres de lxs combatientes guerrilleros prokurdos en Turquía (Tutkal, 2022). El auge de la extrema derecha en todo el mundo nos trae cada vez más noticias sobre la deshumanización del otrx: lxs otrxs étnicxs y religiosxs, lxs migrantes, las comunidades LGBTIQ+, las clases socioeconómicas más bajas, las mujeres, las personas sin hogar... la lista es interminable. Mi intención en este texto es problematizar el vínculo entre la deshumanización y la extrema derecha. Mi argumento es que la deshumanización del otrx es una característica común de los movimientos políticos de extrema derecha dondequiera que se encuentren y que necesitamos pensamiento crítico y teoría para luchar contra la deshumanización y la violencia patrocinada por los Estados (neo)fascistas que suele acompañarla.


La deshumanización se manifiesta en el trato a lxs demás como si fueran “menos que humanxs” y la trivialización de sus vidas en comparación con aquellas personas cuya condición humana no se cuestiona. Partiendo de esta definición, considero que todas las formas de discriminación social basadas en la raza, la etnia, el sexo, el género, la clase o la religión son deshumanizadoras. Esto se debe a que, en todos estos casos, la discriminación, la exclusión y la violencia sistémica se basan en la dicotomía excluyente de “humano-no humano”. 


Lo “humano” en la deshumanización es una construcción social heredada de la Europa colonialista. Las personas y los grupos humanos se evalúan basándose en el ideal colonialista del ser humano. Este ideal toma como modelo a los ciudadanos blancos, europeos, heterosexuales, propietarios y varones de la Europa colonialista (Braidotti, 2022) y ha prevalecido hasta nuestros días con algunas modificaciones. Esta evaluación se utiliza para legitimar la discriminación, la exclusión y la victimización violenta del otrx, negándole una condición igualmente humana. Así, la deshumanización se experimenta como una acumulación de momentos deshumanizadores (Bustamante et al., 2019).


La deshumanización se produce de diversas formas, como la animalización, la monstruización, la cosificación o la higienización. Comparar a las personas con animales o monstruos, tratarlas como objetos, considerarlas basura o portadoras de enfermedades, todo ello conduce a su deshumanización (Tutkal, 2024c). Argumento que toda la deshumanización pretende atribuir al otrx la falta de uno o más de los rasgos supuestamente humanos, como la agencia, la civilidad, la moralidad y la racionalidad (Tutkal, 2024a). Mientras que las atribuciones de falta de agencia se han utilizado para legitimar al colonialismo europeo denominando a los pueblos colonizados “pueblos dependientes” para los que la “tutela colonial” era beneficiosa (Adam, 1955), las atribuciones de falta de civilidad se utilizaron para legitimar el exterminio de los pueblos indígenas en América Latina y la destrucción de sus formas de vida (Clastres, 1994). Mientras que las atribuciones de falta de moralidad se utilizaron para legitimar las invasiones estadounidenses en Afganistán e Irak basándose en acusaciones de maldad (Khan, 2005), las de falta de racionalidad se utilizaron para legitimar la subordinación de las mujeres. (Tipler & Ruscher, 2019)




La animalización atribuye al otro la falta de lenguaje, lo que implica la imposibilidad de un diálogo constructivo y señala la confrontación violenta como única vía posible para resolver los conflictos.



Muchas formas de deshumanización permiten clasificar a lxs otrxs como contaminantes. De este modo, se les considera una amenaza para “nosotrxs”. En consecuencia, se les responde con evitación u hostilidad. Por consiguiente, la mera existencia del otrx se transforma en una amenaza para nosotrxs, lo que abre el camino a la legitimación de su exclusión total o incluso de su exterminio. Otras formas de deshumanización también impiden el diálogo y la convivencia pacífica. Por ejemplo, la animalización atribuye al otro la falta de lenguaje, lo que implica la imposibilidad de un diálogo constructivo y señala la confrontación violenta como única vía posible para resolver los conflictos (Tutkal, 2024a). La monstruización, por otra parte, deslegitima los mecanismos no violentos para resolver conflictos, ya que la supuesta maldad de lxs otrxs monstruizadxs les convierte en interlocutores poco fiables para el diálogo y la negociación. La negación de la igualdad de condición humana reproduce las jerarquías sociales y estructuras violentas como el colonialismo, el racismo, el sexismo y el clasismo también mediante la autodeshumanización. Esta autodeshumanización se produce cuando lxs actores sociales se tratan a sí mismxs de una manera menos humana en comparación con cómo tratan a otrxs (Demoulin et al., 2021), porque empiezan a verse a sí mismxs a través de los ojos de lxs deshumanizadores, lo que puede observarse en los casos de autodesvalorización de los pueblos colonizados (Fanon, 2008) y autoobjetivación de las mujeres (Fredrickson & Roberts, 1997).


Ahora bien, lo que llamo extrema derecha es un término paraguas que incluye lo que se ha denominado postfascismo (Traverso, 2019) o populismo de derechas (Wodak, 2015). Mi objetivo es ir más allá de las definiciones eurocéntricas de extrema derecha, que se centran en los movimientos de este tipo en Europa y los Estados Unidos. Considero importante desentrañar los rasgos comunes de la extrema derecha en contextos culturales y geográficos distintos, no sólo en Europa y los Estados Unidos, sino también en la India, los países de mayoría musulmana, Rusia o América Latina. Argumento que dos tendencias, que no son exclusivas de los movimientos de extrema derecha, son características de estos movimientos en la actualidad: la adopción del neoliberalismo autoritario y la promoción de la deshumanización del otro.


El término “neoliberalismo autoritario” se acuñó en América Latina para describir las dictaduras militares que se produjeron en países como Uruguay (Astori, 1985) y Chile (Silva, 1992). Estos estudios han demostrado que el neoliberalismo se combinó “exitosamente” con dictaduras antidemocráticas. El término se popularizó en Europa tras la crisis financiera de 2007-2008. Esta crisis dio lugar a un ambiente sociopolítico en el que los gobiernos autoritarios se hicieron necesarios para implementar políticas neoliberales impopulares, lo que condujo a la centralización ejecutiva y al bloqueo de las vías democráticas para impugnar las políticas gubernamentales (Tutkal, 2024b). Así pues, concuerdo con Mudde (2019, p. 163) en que la extrema derecha es necesariamente antidemocrática y que la mejor respuesta a los movimientos de extrema derecha es fortalecer la democracia, aunque discrepo de su reducción de la democracia a lo que se ha dado en llamar democracia “liberal” o “representativa”.


Pienso que podemos definir la democracia de forma sencilla como un sistema político-administrativo en el que hay igualdad política entre lxs miembrxs de una comunidad, que cuentan con los mismos derechos para participar en los procesos de toma de decisiones. La cuestión principal del neoliberalismo autoritario es cómo subordinar los mecanismos democráticos a los objetivos del mercado. En este sentido, el neoliberalismo autoritario es muy antidemocrático, aunque sea compatible con el mayoritarismo y muchos gobiernos neoliberales autoritarios lleguen al poder tras ganar la mayoría en las elecciones nacionales. La celebración de elecciones periódicas (en algunos casos incluso competitivas) sin poner nunca en riesgo las relaciones de poder y dominación imperantes ha sido una de las principales formas en que muchos gobiernos de extrema derecha han legitimado su dominio.


El neoliberalismo autoritario ha sido una de las principales características de los gobiernos de extrema derecha y los estudios han demostrado que muchos de sus principales líderes políticos lo han aplicado en sus contextos. Algunos ejemplos conocidos son Bolsonaro en Brasil, Duterte en Filipinas, Erdoğan en Turquía, Modi en la India, Netanyahu en Israel, Orbán en Hungría y Trump en los Estados Unidos. Una revisión rápida de la literatura académica muestra que hay numerosos estudios que argumentan que los gobiernos de extrema derecha que han sido considerados antiimperialistas en algunos círculos, como los regímenes de Irán y Rusia, también han adoptado el neoliberalismo autoritario. En definitiva, creo que la literatura sobre esta cuestión es bastante sólida.



Puesto que se acepta ampliamente que lxs no humanxs (ya sean animales, monstruos o máquinas) no tienen derechos, esto permite a los gobiernos establecer una soberanía ilimitada y liberarse de obligaciones legales y morales.



Lo que me gustaría añadir es que la deshumanización es otra característica de los gobiernos de extrema derecha en todo el planeta. Esto no es del todo ajeno al neoliberalismo, que permite instrumentalizar a las personas y trivializar sus vidas basándose en un análisis de costes y beneficios (Zavattaro et al., 2021) cuando se considera que carecen de valor de uso económico. Pero hay mucho más en la relación entre la extrema derecha y la deshumanización. En primer lugar, la deshumanización permite la consolidación del endogrupo. De este modo, lxs miembrxs de la categoría de “nosotrxs” se vuelven fácilmente disciplinables, ya que ser excluido de “nosotrxs” se convierte casi en sinónimo de ser excluido de la “humanidad”, por lo que la disidencia resulta extremadamente costosa. La dicotomía “humano-no humano” permite a los gobiernos de extrema derecha evaluar a las personas en función de las cualidades del “humano ideal”, dotándoles así de una herramienta muy útil para deslegitimar cualquier posible disidencia o diferencia. En segundo lugar, la deshumanización lleva a situar al otrx fuera de la autoridad de la ley y de la esfera de la moral, lo que permite legitimar actos violentos que, supuestamente, serían ilegales según la jurisdicción e inmorales según la sociedad. Puesto que se acepta ampliamente que lxs no humanxs (ya sean animales, monstruos o máquinas) no tienen derechos, esto permite a los gobiernos establecer una soberanía ilimitada y liberarse de obligaciones legales y morales. Como afirmó Butler (2004, p. 57) hace más de dos décadas, las personas y grupos humanos deshumanizados dejan de ser elegibles para los derechos “humanos” básicos.


Como resultado, la deshumanización permite legitimar la violencia patrocinada por el Estado al arrebatar a lxs otrxs sus derechos y representarles como amenazas para “nosotrxs”. Vemos ejemplos de ello en todo el mundo, cuando se deshumaniza a los presos en El Salvador o a lxs inmigrantes en Polonia, por citar algunos. De este modo, se considera que la mera existencia del otrx deshumanizadx supone una amenaza para “nuestra” seguridad. Al mismo tiempo, la “humanidad” se convierte en una categoría fluida que se redefine constantemente y excluye a personas que antes estaban incluidas. Sin embargo, esta fluidez también puede ayudarnos a desactivar su función excluyente al cuestionar las fronteras entre lo humano y lo no humano.


Esta situación pone de manifiesto la urgente necesidad de un pensamiento crítico ante el auge de la extrema derecha. Es interesante destacar que la crítica y la crisis están etimológicamente vinculadas y comparten la misma raíz (Fassin, 2021): la crisis lleva a la crítica (y la crítica puede llevar a la crisis). Los movimientos políticos de extrema derecha de todo el planeta están aumentando su dominio, beneficiándose de una crisis política. Su demonización del pensamiento crítico en este contexto puede interpretarse como un intento de perpetuar la crisis para legitimar su posición política. Siguiendo a Fassin (2021), siempre que hay una crisis es buena idea preguntarse quién identifica la crisis y con qué propósito, quién se beneficia de ella y qué le permite hacer lo que de otro modo no podría. Describir una situación como crisis autoriza a los Estados a emprender determinadas acciones: si hay una supuesta crisis migratoria, el Estado ejerce una violencia deshumanizadora para garantizar la supervivencia de “nosotrxs”. Sin crítica, corremos el riesgo de enfrentarnos a una crisis migratoria perpetua que autorice continuamente al Estado nación a ejercer una violencia excepcional.


La deshumanización se basa en la idea de proteger lo humano eliminando los posibles contaminantes o amenazas. En este caso, lxs otrxs deshumanizadxs se consideran “amenazas para la vida” en lugar de “vidas” con derechos propios (Butler, 2009). La crítica puede ayudarnos a combatir la extrema derecha, provocando una crisis de lo humano, tal y como fue conceptualizado por el pensamiento colonialista europeo. Después de todo, si no hay fronteras fijas que separen lo humano de lo no humano, entonces destruir o dominar a lxs demás para proteger lo humano carece de sentido. La crítica puede ayudarnos a alejarnos de la conceptualización singular de lo humano y acercarnos a una conceptualización basada en la multiplicidad y la interrelación. Según el posthumanismo, el “yo” sólo puede existir en relación con y a través del entrelazamiento con lxs demás, sean humanxs o no (Gravett et al., 2024). Esta concepción de la relacionalidad y el entrelazamiento cuestiona el individualismo promovido por el neoliberalismo autoritario. Además, elimina la posibilidad misma de dicotomías excluyentes como “nosotrxs-otrxs”. Hoy, cuando nos enfrentamos a una destrucción ecológica sin precedentes, esta conceptualización puede provocar un cambio de paradigma que salve al planeta de una mayor destrucción.




Es hora de recordar que el trabajo académico (y todo trabajo intelectual) no se limita a informar sobre una realidad existente, sino que contribuye a la producción de nuevas realidades.



La dicotomía “humano-no humano” está directamente relacionada con otras dicotomías que sustentan estructuras violentas, como el sexismo, el racismo, el clasismo y el supremacismo religioso. La superioridad de los hombres o lxs blancxs suele legitimarse atribuyendo una condición menos humana a las mujeres o lxs negrxs, lo que significa que la deshumanización refuerza y reproduce otras dicotomías excluyentes al negar la atribución de una condición igualmente humana al otrx (Tutkal, 2024c). La deshumanización está tan enredada con el pensamiento de extrema derecha porque es la última manifestación del modo de pensamiento binario. La deshumanización establece límites claros entre “nosotrxs” y “otrxs”, y borra las diferencias existentes entre lxs miembrxs de cada una de estas categorías. Para hacer frente al auge de la extrema derecha, debemos construir una nueva categoría de “nosotrxs” que incluya infinitas diferencias y multiplicidades (Braidotti, 2022).


Quiero terminar este texto con una invitación a repensar la undécima tesis de Marx sobre Feuerbach: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo” (Marx & Engels, 2014, p. 502). Si la tesis parece restar importancia al pensamiento crítico, esto se debe únicamente a un malentendido. En realidad, destaca la importancia del pensamiento crítico al encargar a lxs filósofxs que cambien el mundo. La tesis sugiere la estrecha relación entre la crisis y la crítica. El objetivo de la crítica es provocar una crisis que ayude a construir lo nuevo desde la perspectiva revolucionaria, no comentar una crisis existente que beneficia a la clase dominante. La tarea del pensamiento crítico es identificar los puntos de ruptura de la realidad (Yalçınkaya, 2014, p. 38) que permitirán a lxs oprimidxs presionar contra ellos hasta que se produzca una nueva crisis. La deshumanización del otrx se legitima y reproduce a través de los discursos de crisis: crisis migratoria, crisis económica, crisis sanitaria, crisis de seguridad... Combatir la extrema derecha significa convertir la propia deshumanización en una crisis, en lugar de dejarse arrastrar por todas esas crisis que se sustentan en las propias políticas de los mismos gobiernos de la extrema derecha. Es hora de recordar que el trabajo académico (y todo trabajo intelectual) no se limita a informar sobre una realidad existente, sino que contribuye a la producción de nuevas realidades.


Agradecimientos


Estoy muy agradecido con Isaura Castelao-Huerta por sus comentarios y sugerencias. También quiero dar las gracias a Cecilia Mendoza Ventura por invitarme a participar en el primer dossier temático de este gran proyecto.




BIBLIOGRAFÍA



  • Adam, T. R. (1955). Modern colonialism: Institutions and policies. Doubleday & Company, Inc.

  • Astori, D. (1985). Neoliberalismo autoritario en el Uruguay: Peculiaridades internas e impulsos externos. Revista Mexicana de Sociología, 47(2), 123–153.

  • Bowen, J. (2024). La muerte y destrucción en Gaza mientras Israel busca una “victoria total”. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/articles/cql9de4dl21o

  • Braidotti, R. (2022). Posthuman Feminism. Polity Press.

  • Bustamante, P., Jashnani, G., y Stoudt, B. G. (2019). Theorizing cumulative dehumanization: An embodied praxis of “becoming” and resisting state‐sanctioned violence. Social and Personality Psychology Compass, 1–13. https://doi.org/10.1111/spc3.12429

  • Butler, J. (2004). Precarious life: The powers of mourning and violence. Verso.

  • Butler, J. (2009). Frames of war: When is life grievable? Verso.

  • Clastres, P. (1994). Archeology of Violence. Semiotext(e).

  • Cowan, A. L. (2023). Hamas Wants Its Monsters Freed. Commentary. https://www.commentary.org/alison-cowan/hamas-wants-its-monsters-freed/

  • Demoulin, S., Maurage, P., & Stinglhamber, F. (2021). Exploring metadehumanization and self-dehumanization from a target perspective. En M. Kronfeldner (Ed.), The Routledge Handbook of Dehumanization (pp. 260–274). Routledge.

  • Fanon, F. (2008). Black Skins, White Masks. Grove Press.

  • Fassin, D. (2021). Crisis. En V. Das & D. Fassin (Eds.), Words and worlds: A lexicon for dark times. 261–276 pp. Duke University Press.

  • Fredrickson, B. L., y Roberts, T.-A. (1997). Objectification Theory: Toward Understanding Women’s Lived Experiences and Mental Health Risks. Psychology of Women Quarterly, 21(2), 173–206. https://doi.org/10.1111/j.1471-6402.1997.tb00108.x

  • Freedland, J. (2023). Israel wants to slay the monster next door, but with this lethal bombardment, it is feeding it. The Guardianhttps://www.theguardian.com/commentisfree/2023/dec/08/israel-bombardment-hamas-gaza

  • Gravett, K., Taylor, C. A., y Fairchild, N. (2024). Pedagogies of mattering: Re-conceptualising relational pedagogies in higher education. Teaching in Higher Education, 29(2), 388–403 pp. https://doi.org/10.1080/13562517.2021.1989580

  • Khan, L. A. (2005). The essentialist terrorist. Washburn Law Journal, 45(47), 47–88.

  • Marx, K., y Engels, F. (2014). La ideología alemana. Akal.

  • Mudde, C. (2019). The far right today. Polity Press.

  • Silva, P. (1992). Intelectuales, tecnócratas y cambio social en Chile: Pasado, presente y perspectivas futuras. Revista Mexicana de Sociología, 54(1), 139–166 pp.

  • Tipler, C. N., y Ruscher, J. B. (2019). Dehumanizing representations of women: The shaping of hostile sexist attitudes through animalistic metaphors. Journal of Gender Studies, 28(1), 109–118 pp. https://doi.org/10.1080/09589236.2017.1411790

  • Traverso, E. (2019). The new faces of fascism: Populism and the far right. Verso.

  • Tutkal, S. (2022). Dehumanization on Twitter in the Turkish–Kurdish conflict. Media, War & Conflict, 15(2), 165–182 pp. https://doi.org/10.1177/1750635220925844

  • Tutkal, S. (2024a). Animalization of Kurds in Turkish-Speaking Social Media. Nationalities Papers, 52(4), 907–934 pp. https://doi.org/10.1017/nps.2023.32

  • Tutkal, S. (2024b). El antiintelectualismo en la academia contemporánea. nexos. https://educacion.nexos.com.mx/el-antiintelectualismo-en-la-academia-contemporanea/

  • Tutkal, S. (2024c). The Role of Dehumanization in Legitimation and Delegitimation of State Violence in Colombia. Culture & Psychology, 30(3), 668–689 pp. https://doi.org/10.1080/08854300903180804

  • Wodak, R. (2015). The politics of fear: What right-wing populist discourses mean. SAGE.

  • Yalçınkaya, A. (2014). Küf: Kurtuluşçu Bir Teoloji İçin Dede Korkut, Said Nursi ve Ali Üzerine Bir Yorumsama. Dipnot Yayınları.

  • Zavattaro, S. M., Entress, R., Tyler, J., y Sadiq, A.-A. (2021). When Deaths Are Dehumanized: Deathcare During COVID-19 as a Public Value Failure. Administration & Society, 53(9), 1443–1462 pp. https://doi.org/10.1177/00953997211023185




Serhat Tutkal, investigador posdoctoral de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) en El Colegio de México. Es doctor en Ciencias Humanas y Sociales por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y preside el Comité de Divulgación y Asociaciones de la Red Académica para la Gobernanza Mundial de Internet (GigaNet).


Opmerkingen


Het is niet meer mogelijk om opmerkingen te plaatsen bij deze post. Neem contact op met de website-eigenaar voor meer info.
bottom of page